La idea ha sido de Masakoy, que me ha invitado a ponerle fin, hasta nueva orden, a esta historia
Recomiendo su lectura completa antes de leer el final. Que la disfrutéis.
Capitulo 1: El comienzo. (Masakoy)
Capítulo 2: Erika. (Alma)
Capítulo 3: El armario. (Carlota)
Capítulo 4: Experiencias. (Belén)
Capítulo 5: La revelación. (Jordicine)
Capítulo 6: Uniendo las piezas. (Miguelo)
Capítulo 7: Sin fin (Ana)
Capítulo 8: El final (Romudea)
CAPITULO 8: EL FINAL
De pronto salió del éxtasis. ¿Había sido ficticio o real?
Razona, puedes razonar… La luz que entraba por la rendija de la ventana le cegaba, y todavía le dolía algo la cabeza. Sus piernas seguían allí, donde las recordaba.
Tenía la mano derecha atada con una especie de correa, el brazo izquierdo era incapaz de moverlo, y notaba como un pequeño pinchazo doloroso a nivel del hombro.
Recordó la curva, el coche a toda velocidad, la señal de 50 en carretera secundaria y los faros alumbrando las numerosas gotas que caían sin parar.
¿Qué habría sido de aquella cajita verde? ¿Qué contenía? No lo recordaba con claridad. Recordaba el accidente, pero poco más antes de eso. Trozos del pasado que no guardaban ninguna relación. Sabía que se llamaba Fernando, lo oyó decir por megafonía cuando lo trasladaban a quirófano. Tomó conciencia de su identidad. Fernando. ¿Y qué más?
Llevaba tres semanas en el Hospital y no había recibido visitas. Le decían que era normal, una amnesia post traumática transitoria. Iba indocumentado cuando lo encontraron con fractura abierta de humero y traumatismo craneoencefálico. Había perdido el conocimiento, y llevaba unas dos horas en la cuneta. Lo raro era que no llevaba ningún tipo de documentación, nada que lo identificase, sólo la cajita verde y un recibo de haber alquilado el coche a nombre de Fernando P. , no se leía nada más, pues el resto se había deteriorado tanto, que era imposible leerlo. La policía científica estaba investigando el caso, pero no contaban con resultados aún. ¿Y el resto de la documentación?
Era extraño, una persona que solamente portaba en el bolsillo de su pantalón una pequeña caja vacía de color verde. Pocas hipótesis se podían construir sobre tan escasas evidencias.
Apretó el botón para llamar, se había acentuado el dolor y necesitaba más analgesia. No había calculado el tiempo desde la última dosis, pero suponía que habrían pasado unas cinco horas.
Se abrió la puerta y divisó una figura con una pequeña bandeja, la enfermera encargada de la planta, supuso.
- “Creo que necesita ya el calmante, ahora mismo se lo traigo”
Leyó el nombre de Erika en la tarjeta identificativa. Le vino a su machacada memoria una especie de flash ¿Sería posible? ¿A quién le recordaba ese nombre?
Erika salió de la habitación. Le esperaba una jornada dura al día siguiente. Estaba orgullosa de formar parte del proyecto, pero a veces sus convicciones morales le jugaban malas pasadas. El ser licenciada en matemáticas a la vez que enfermera le había ayudado. Era una persona discreta y en este proyecto se necesitaba discrección. Nadie conocía al sujeto, no se había denunciado ninguna desaparición que coincidiera con el perfil. De todos modos, era un paciente destinado a morir por medio de una extraña metamorfosis, era lo que se presuponía según los estudios genéticos. Había sobrevivido al accidente para servir de ayuda a la ciencia. ¿Eran suficientes estos argumentos?
Retiró los prejuicios de su cabeza, pues esta investigación aportaría nuevos caminos para la lucha contra el cáncer. Al fin y al cabo, ¿qué era el cáncer, sino una mutación celular?
Volvió a repasar las hojas de evolución.
“Paciente de sexo indeterminado, primitivamente de sexo femenino, edad de 25 a 30 años”, “tras realizar las pruebas complementarias pertinentes se puede pasar a la fase II”, “El día 24 se realizará la manipulación definitiva de la cadena de ADN en los cromosomas 17 y 19, para su posterior infiltración ”. “El paciente deberá de ser vigilado estrechamente por psiquiatría , puesto que pueden aparecer secuelas de personalidad disociada, añadido a la amnesia irreversible que padece”.
Erika cerró la carpeta y se dispuso a preparar el analgésico.
Capítulo 8: El final (Romudea)
CAPITULO 8: EL FINAL
De pronto salió del éxtasis. ¿Había sido ficticio o real?
Razona, puedes razonar… La luz que entraba por la rendija de la ventana le cegaba, y todavía le dolía algo la cabeza. Sus piernas seguían allí, donde las recordaba.
Tenía la mano derecha atada con una especie de correa, el brazo izquierdo era incapaz de moverlo, y notaba como un pequeño pinchazo doloroso a nivel del hombro.
Recordó la curva, el coche a toda velocidad, la señal de 50 en carretera secundaria y los faros alumbrando las numerosas gotas que caían sin parar.
¿Qué habría sido de aquella cajita verde? ¿Qué contenía? No lo recordaba con claridad. Recordaba el accidente, pero poco más antes de eso. Trozos del pasado que no guardaban ninguna relación. Sabía que se llamaba Fernando, lo oyó decir por megafonía cuando lo trasladaban a quirófano. Tomó conciencia de su identidad. Fernando. ¿Y qué más?
Llevaba tres semanas en el Hospital y no había recibido visitas. Le decían que era normal, una amnesia post traumática transitoria. Iba indocumentado cuando lo encontraron con fractura abierta de humero y traumatismo craneoencefálico. Había perdido el conocimiento, y llevaba unas dos horas en la cuneta. Lo raro era que no llevaba ningún tipo de documentación, nada que lo identificase, sólo la cajita verde y un recibo de haber alquilado el coche a nombre de Fernando P. , no se leía nada más, pues el resto se había deteriorado tanto, que era imposible leerlo. La policía científica estaba investigando el caso, pero no contaban con resultados aún. ¿Y el resto de la documentación?
Era extraño, una persona que solamente portaba en el bolsillo de su pantalón una pequeña caja vacía de color verde. Pocas hipótesis se podían construir sobre tan escasas evidencias.
Apretó el botón para llamar, se había acentuado el dolor y necesitaba más analgesia. No había calculado el tiempo desde la última dosis, pero suponía que habrían pasado unas cinco horas.
Se abrió la puerta y divisó una figura con una pequeña bandeja, la enfermera encargada de la planta, supuso.
- “Creo que necesita ya el calmante, ahora mismo se lo traigo”
Leyó el nombre de Erika en la tarjeta identificativa. Le vino a su machacada memoria una especie de flash ¿Sería posible? ¿A quién le recordaba ese nombre?
Erika salió de la habitación. Le esperaba una jornada dura al día siguiente. Estaba orgullosa de formar parte del proyecto, pero a veces sus convicciones morales le jugaban malas pasadas. El ser licenciada en matemáticas a la vez que enfermera le había ayudado. Era una persona discreta y en este proyecto se necesitaba discrección. Nadie conocía al sujeto, no se había denunciado ninguna desaparición que coincidiera con el perfil. De todos modos, era un paciente destinado a morir por medio de una extraña metamorfosis, era lo que se presuponía según los estudios genéticos. Había sobrevivido al accidente para servir de ayuda a la ciencia. ¿Eran suficientes estos argumentos?
Retiró los prejuicios de su cabeza, pues esta investigación aportaría nuevos caminos para la lucha contra el cáncer. Al fin y al cabo, ¿qué era el cáncer, sino una mutación celular?
Volvió a repasar las hojas de evolución.
“Paciente de sexo indeterminado, primitivamente de sexo femenino, edad de 25 a 30 años”, “tras realizar las pruebas complementarias pertinentes se puede pasar a la fase II”, “El día 24 se realizará la manipulación definitiva de la cadena de ADN en los cromosomas 17 y 19, para su posterior infiltración ”. “El paciente deberá de ser vigilado estrechamente por psiquiatría , puesto que pueden aparecer secuelas de personalidad disociada, añadido a la amnesia irreversible que padece”.
Erika cerró la carpeta y se dispuso a preparar el analgésico.
6 comentarios:
La responsabilidad del final, una pena que acabe, además, la intriga que has dejado deja lugar a mucha mas historia, me ha gustado mucho, un abrazo.
El titulo de " La espiral" fue idea del jefe Masakoy (jeje) y es de la historia entera, el de mi capítulo es "Erika".
Besos salados
Hola holaaaa... No te digo el giro que podría darle a la historia para... continuarla, jajaja. Bonito final, pero tenías que haber esperado a ana y, bueno, a ver si se apuntaba alguien más, ya que las reglas daban pié a continuar una historia "infinita" mientras se apuntase alguien en el blog anterior.
No pasa nada, en algún momento alguien se olvidó de mencionarlo, pero como experimento ha quedado de coña, jajaja".
Mis felicitaciones... ¿Continuará ana? jajaja.
Por cierto, si te animas voy a preparar otra historia similar, ya que esta ha tenido buena acogida. Va a ser la risa y la sorpresa sorpresiva.
Saludetes.
Hasta el infinito y más allá
Alma: ya lo he cambiado, ha sido un fallo tecnico. Y enhorabuena por tu capitulo, en realidad, me han encantado todos.
Masakoy:creo que me he hecho un lío, creí que yo tenía que hacer el final para empezar algo hoy lunes, sorry.
Apuntame para el proximo
Ahora leyendo los comentarios entiendo, porque claro, me he ido primero donde Ana, que no lo había leído, y no he visto nada. Bueno, pues estupendo final, que además se podría continuar, ufff... He visitado El cadaver, pero hasta septiembre por lo menos no cuentes conmigo, que casi no tengo tiempo para el mío ;)... a partir de entonces, niños al cole y yo un poquito más de tiempo, ya te diré :), de todos modos intentaré seguiros. Un besuco.
Romudea, perdona, me he liado con el link que me dejó Masakoy y pensé que estaba en el blog de él, ya me extrañaba a mí la jeringuilla ;), así que parte del comentario es para él, pero felicidades por el final. Un beso.
Me gusta mucho el final. La verdad es que, entre todos, la historia ha quedado muy simpática. Un abrazo. Y volveré. Me ha gustado tu blog.
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