miércoles, 31 de octubre de 2007

CARTA A CIERT@S COMPAÑER@S

Estimad@ compañer@:

Me dirijo a ti por medio de esta breve misiva para hacerte saber algo que puede que no se te haya pasado por la cabeza, al estar siempre tan liad@ con tus cosas; o lo mismo en un claro en tus asuntos te has parado un poco a pensarlo.

• En primer lugar, quiero que sepas que no me caes mal del todo, incluso a veces me caes hasta bien, depende también del día que yo lleve.

• En segundo lugar quiero decirte que cada vez aguanto menos tus salidas , pues estos ratos me quedo haciendo tu trabajo, que si no es trabajo físico , es trabajo de vigilancia de los pacientes, con sus complicaciones o no complicaciones, el mero hecho de hacer notar nuestra presencia ya es una labor importante, aunque tú no lo veas así.

• Estoy harta de oírte decir “ que mañana tan buena hemos tenido” o “ el turno no ha estado tan mal”, sabiendo que me llevo a casa un dolor de espalda por hacer parte de tu trabajo y sabiendo que tus pacientes no han estado tan bien como tú te crees que han estado, aunque tú que vas a saber , si has pasado todo el turno saliendo y entrando…

• Quiero comunicarte que mi mal humor que manifiesto últimamente en parte se debe a tu “no presencia” cuando te toca trabajar conmigo en el turno, por las razones antes mencionadas.

• También si me ves mas irritada puede ser porque yo no fumo, y me gustaría fumar, beber, o tener cualquier vicio licito para disfrutar de una excusa valida y salir a tomar el aire de vez en cuando , aunque creo que mi de vez en cuando no serían mas de dos veces en el turno, no cada 20 minutos . aprovecho para avisarte de que fumar perjudica gravemente la salud (del que tiene que padecer a un@ compañer@ de trabajo que fuma tantísimo).

• Quiero que sepas asimismo que cuando te tiro “indirectas” al respecto, sé perfectamente que estás haciendo oídos sordos a lo que te digo, y que sé que utilizas el método “la mejor defensa es un buen ataque”.

• Por ultimo, quiero añadir que no es mal compañero el que se queja a su superior de un compOrtamiento de este tipo , sino el que tiene este comportamiento en sí.


Sin más que añadir se despide de ti atentamente

TU SUFRIDA COMPAÑERA

jueves, 25 de octubre de 2007

DETALLES DE HUMANIDAD

Hola gente.
En primer lugar agradecer el apoyo ofrecido en el comentario anterior del personal de un Hospital que he oído nombrar y que no está muy lejos de aquí (NOTA: hoy os escribo desde Júpiter).
En segundo lugar, hoy me apetece narrar una historia que me ocurrió hace mucho , muchísimo tiempo en otro Hospital, no tan grande como el que trabajo ahora, sino un poco más pequeño.
Andaba yo hace algunos años trabajando en una planta de hospitalización, en turno rotatorio.
También andaba yo recién incorporada de una larga baja por enfermedad. Había estado enferma unos seis meses o así , a causa de un traumatismo. Había estado las ultimas semanas deseando incorporarme al trabajo, pues notaba que me faltaba algo, el relacionarme con los pacientes y compañeros, ese "sentirse útil" del que hablan algunos jubilados. Algo parecido me estaba pasando las últimas semanas.
Me incorporaba un martes por la noche, me acuerdo perfectamente.
Allí estaban "mis niñas", mis compis de toda la vida, las cuales habían visto nacer a mis hijos, hacerme mayor, me habían soportado mis momentos malos y se habían reído en las horas tontas de hacer un poco el payaso. Muchos años con ellas. No existía la rutina ni las caras largas, un perfecto equipo. Me atrevería a decir como una "familia". Desde aquí les dedico un beso enorme.
Siempre me ha gustado, después de coger el relevo darme una vueltecita por la planta para ver las caras de los pacientes, presentarme a los que no me conocen y tomar un poco de contacto con el turno. Esto no me lleva más de diez o quince minutos, y todos lo agradecemos. Pues dando esta vuelta de reconocimiento, como en la Formula 1, ví a un paciente que parecía preocupado. No lo conocía , no había estado ingresado allí otras veces. Era una planta de enfermos crónicos, pero éste era de cardiología y estaba allí porque no había camas en su servicio.
Le pregunté si le ocurría algo y me contestó que no le dolía nada, pero que me lo agradecía de todos modos.
_ No me refiero a dolor. Solo que le noto preocupado, ¿Puedo ayudarle?.
Los ojos del pacientes se iluminaron y cambió el gesto.
_ Mire señorita: ingresé aquí la semana pasada por un dolor en el pecho, me vio el medico y me dijo que me iban a estudiar y hacerme unas pruebas. Me hicieron unas pruebas y no dieron nada. Me ha dicho el medico que tengo que hacerme otras, probablemente esta semana. La verdad es que estoy asustado porque no sé que pruebas van a hacerme, si duelen o si son peligrosas. Iba a preguntarlo, pero es que os veo tan ocupadas a vosotras y a los médicos que no encuentro la oportunidad.
Le dije que no se preocupara. Que aunque en ese momento no podía porque tenía que tomar las constantes y poner la medicación, que luego volvería a la habitación a informarle de lo que pudiera. Que tardaría como una hora o así, si no se presentaba ningún imprevisto.
Me dieron las gracias el paciente y su señora.
Volví luego a tomarle la tension y a recordarle que pasaría a informarle en cuanto pudiera.
Cuando terminé, me leí la historia del paciente con más profundidad. Tenía cursada una coronariografía, y se la harían el lunes proximo.
Volví a la habitación, le expliqué al paciente y su señora lo que le iban a hacer, les expliqué también que para algunas de las pruebas se necesitaba que firmara un consentimiento, todo lo que estuvo en mi mano le expliqué. Le dije que cualquier duda que tuviera, la preguntara, que no se quedara con ella, al médico, a las enfermeras, a quien fuera, pero que preguntara porque una de nuestras funciones es informar al paciente.
Todo esto le sirvió más que un tranquilizante.
Le pregunté si necesitaba algo más.
_ Sí, me gustaría hacerle una pregunta.
_ pregunte _ le dije.
_¿ Es usted nueva? Es que no la había visto por aquí.
_ Como si lo fuera, porque precisamente hoy me acabo de incorporar de una baja.
_ Pues doy las gracias a Dios y a su médico por haberla puesto a trabajar esta noche.Muchas gracias por todo, no se imagina lo que me ha ayudado _ y me dedicaron los dos la mejor de sus sonrisas.
Volví al estar de enfermeras emocionada como una novata. Todavia me emociono un poco al recordarlo.
Esa noche recuerdo que fue un poco agitada, nos llegaron ingresos un poco complicados, en fin una moche movidita, pero para mí fue una de las noches que tardaré en olvidar.

lunes, 15 de octubre de 2007

ESE RIESGO LLAMADO VANIDAD

Hoy me dirijo a quien me lea para pensar un poquito en el titulo de la entrada, Vanidad.
Cuando ante todo pones la vanidad, pierdes la noción del deber, de lo que está bien y mal, de lo que es urgente y de lo que es menos urgente.
Hace pocos días me ocurrió un caso, no muy diferente de los que suelen ocurrir en este hospital grande donde estoy trabajando, con tantos Dones y Doñas.
Nos llaman a la unidad para comunicarnos que sube un paciente. Nos llama el medico que estaba de guardia. Sábado : 8:30 AM
Protocolo de situación de urgencia: tener todo preparado para atender al paciente en cuanto llegue.
Tiempo de preparación : 10 minutos desde que el medico nos llamó.
¿Cuando va a venir el paciente? tenemos todo preparado y sólo esperamos que llegue.
Nos dicen desde urgencias que no tenían la orden medica.
Llamamos al medico _ por cierto, era otro que acababa de cambiar la guardia .
Se oían de fondo unos cuchicheos: oye, que me dicen que el paciente que iba a subir no puede subir, porque no sé que ha pasado.
Nuevos cuchicheos de fondo: pues di les que les digan que he dicho que el paciente debe subir.
_ Oye, llama a urgencias y diles que lo suban _ me ordena el medico.

Como mi vanidad para estos casos la guardo en un cajon y como lo más importante era que por fin subiera el paciente, llamé a urgencias.

_ Mira, que me ha dicho el medico de mi unidad que suba el paciente.
_ Yo no tengo la orden, así que no me atrevo a mandartelo. Voy a localizar a alguien de por aquí a ver qué dicen .
_ Ok, yo también localizaré de nuevo al medico para que os dé la orden para que este señor suba de una vez.
Nada,me he psopuesto no sacar mi vanidad del cajón hasta no acabar el turno por lo menos, por el bien de todos.
Llamo de nuevo al medico de mi Unidad.
_ Me dicen en urgnecias que no tienen la orden para que este paciente suba. ¿Podría llamar de nuevo? Me parece que ha habido un malentendido.
_ Lo siento, pero he llamado hace un rato y no pienso volver a hacerlo.
_ Pero ..... supongamos que es un malentendido , este paciente está todavía en urgencias...
_ Lo siento, ya he llamado, y debe subir.
Aquí ya me comienzo a cabrear, me pongo en el lugar del paciente, sin saber nada de esta absurda conversacion telefonica, en urgencias, en una camilla, sin saber si sube , si se queda alli, si le dan el alta...
_ Pues algo habrá que hacer, de momento, yo lo dejaré escrito por si ocurre algo, y, por supuesto, haré todo lo que esté en mi mano para que suba este paciente lo antes posible.
Benditas palabras magicas : dejar escrito algo, Uf! Es como lo de "que conste en acta".
A los diez minutos, el paciente estaba por fin con nosotros recibiendo su tratamiento, eso sí, a las 10 y media de la mañana.
Maldita vanidad. Pensadlo un poco.

miércoles, 10 de octubre de 2007

REFLEXION TRAS EL ENFADO

Bueno, he vuelto después de haber estado unos días en periodo de reflexión.En la ultima entrada, andaba un poco quemada con la falta de personal del hospital, la mala gestión y las poquísimas ganas de trabajar en condiciones de algunas personas, entre las cuales no me gustaría llegar a incluirme. Por el camino reivindicativo, hemos conseguido algo, en cuanto a la falta de personal, en el momento oportuno, tras comunicar con cierto grado de vehemencia a los cuatro vientos que nos habían dejado bajo mínimos no cumpliendo la norma que exige un cierto numero de enfermeros para cierto numero de pacientes - me da pena hablar de números sobre todo cuando se trata de pacientes, pero así está estipulado para poder medirlos- en fin, que tras un pataleo con razón, no ha sucedido más hasta el momento.

Lo realmente triste es que si no pataleas, no te oyen. Lo de "el que no llora no mama", y "se atiende antes al que mas chilla". Es triste. Cada uno tiene que luchar por lo estrictamente suyo; nadie mueve un dedo si no es en pro de sus intereses, ya sean personales, profesionales, o por pura dignidad.
De acuerdo, hay que hacerlo. Pero, cuando te topas con una panda de pusilánimes que les da igual ocho que ochenta y solo vienen a echar unas cuantas horas en el hospital cansándose lo menos posible, generando y teniendo los menos problemas posibles ¿qué? ¿Sus pacientes pagan el pato de la "no calidad"?
He leído hace poco un articulo en un periódico de Málaga. Los enfermeros de oncología denuncian la falta de personal y la escasez de camas.
Por lo visto, parece que a la escasez de camas se ha unido la existencia de una habitación cerrada a cal y canto a modo de consulta, la cual no utiliza nadie y los pacientes mientras tanto, no pudiendo ingresar en su planta y teniendo que ingresar en otras plantas distintas con distinto personal.
Yo trabajo con pacientes crónicos y puedo imaginarme lo que les puede pasar por su cabeza cada vez que los ingresan en una planta desconocida, no están sus médicos especialistas, con unas personas desconocidas, que no saben a priori su nombre, ni sus manías, ni puedes desahogarte con ellos, no porque sean mejor ni peor que sus enfermeros, " su gente " nos llaman los nuestros; sino porque no les conocen lo suficiente como para saber de ellos cosas que " su gente " saben a fuerza de luchar mucho con ellos. Y pudiendo estar ocupando dos camas los 365 días del año, esa habitación la ocupan papeles (por lo visto); es absurdo.
Pues pienso que así sí se reivindican las cosas, si no responden a tus demandas y sabes que tienes razón, a los medios directamente.
http://www.diariosur.es/20071003/malaga/enfermeros-denuncian-escasez-camas-20071003.html

Puede sonar fuerte, pero a veces hay que hacer así; se puede estar un día, a ver que pasa, que si hoy no se puede, que si ya está hablado, que si el problema se va a solucionar...
A veces oyes esto y da la impresión que tus superiores te están dando largas, no ves los resultados pronto y te cabreas, sobre todo cuando ves que la cosa va de mal en peor.
Supongo que estar a cargo de una unidad o de una planta no debe de ser fácil. Lo miramos desde abajo, solo nos miramos nuestros propios ombligos y vemos nuestro problema, no los problemas que quizás se les plantean a ellos desde el escalón de arriba.
En realidad, no sé bien qué hay de cierto en una perspectiva o en la otra.
Por eso he estado meditando un poco sobre este tipo de situaciones y he llegado a una conclusión: aunque voy a seguir reivindicando todo lo que a mi juicio esté mal, puesto que en nuestra buena labor está en juego el bienestar del paciente, sí que puedo no cabrearme tanto y seguir trabajando lo mejor que pueda. Las energías que gasto en enfadarme visceralmente puedo utilizarlas haciendo mi trabajo mejor, incluso con pocos medios, o falta de personal y todas las trabas que a veces nos encontramos en nuestra profesión.
Eso será lo que haré: seguir trabajando lo mejor que pueda, que eso sí se me da bien y no me daña a mi salud; aunque sin dejar de pedir al resto de las personas que forman parte de la comunidad sanitaria que también hagan su trabajo lo mejor que puedan.

lunes, 1 de octubre de 2007

Cuando te sientes desprotegido...

Hola, de nuevo os saludo desde el anonimato.
¿Qué hacer cuando uno se siente desprotegido en una situación de sobrecarga?
Mejor dicho: cómo salir de una situación en la que sabes que o te mueves deprisa y te enfrentas al sistema, o no puedes proteger a tus intereses.
Me explico: supongamos una de estas situaciones. Suelen pasar a menudo en los hospitales grandes (léase diferencias entre hospital grande y gran hospital , escrito el día anterior).
En estos hospitales grandes, donde la organización es tan compleja, tanto que no la entienden ni los propios organizadores de la misma, se dan situaciones en las que los intereses van variando según la manera de realizar las peticiones y según la persona que las realice.
El otro día sin ir más lejos, y seguro que a alguien le sonará o habrá vivido algo parecido.
Esto de "me voy a llevar de aquí a un enfermero por un rato, que en la planta tal están desbordados", sabiendo el supervisor de guardia que si se lo lleva, la planta o unidad que se queda desbordada es precisamente la unidad de la que ha sacado el enfermero en cuestión; y sabiendo además que no es para un rato, que es para no traerlo más.
Y ya no digamos si se trata de un servicio o unidad con características especiales.
Esto de "desvestir un santo para vestir a otro" algunos cargos, jefes o lo que sean, lo llevan a rajatabla. Su prioridad parece (y no quiero pensar mal) es echar las horas de la guardia lo mejor posible, y sin meterse en muchos berenjenales, que la tarde o noche es muy larga y pueden suceder muchas cosas.
Pues no lo dejamos, se llevó al enfermero, y tanto insistimos, tantas fueron las llamadas de teléfono, las presiones, incluso las amenazas solapadas, que tuvo que rectificar, tarde, pero rectificó. Puede que esto nos traiga represalias de algún tipo, con la organización o con el estamento médico, o que sé yo , pero lo bien que te sientes cuando ves que lo que has conseguido es lo justo, no tiene precio.
Al principio de mi reflexión he citado a "mis intereses". Puedo parecer cargante, o demagoga, pero mis intereses más defendibles son los propios pacientes, esos que en la cama , con sus agujas pinchadas, y sin enterarse de mucho, todo les parece bien, si lo dice el medico, estará bien; si hay que tomarse esta medicación o hacerse tal o cual prueba, es que es necesario.
Benditos ellos, no saben cuan difícil es en ocasiones tratarlos como deben ser tratados.
Si yo estoy desprotegida frente al sistema, ellos también. Si el sistema no me deja hacer mi labor con profesionalidad, no puedo atenderlos con la profesionalidad que se merecen. Me gustaría tener los medios necesarios, los conocimientos necesarios, las instalaciones necesarias, no las tengo.
Pero desde aquí pido al sistema que me deje tener la dignidad profesional necesaria para poder atender a mis pacientes como se merecen; y si para conseguir esto me tengo que pelear con el sistema, que vayan preparando el ring, pues quedan más asaltos.
Hasta mañana.