lunes, 12 de abril de 2010

Donde caben dos , caben tres, y cuatro y cinco...



Quiero ser un Playmobil. Si, quiero caber por donde sea.

Después de mucho tiempo con el blog en off, la ocasión lo merece, al menos, eso pienso.

Llevamos una temporada de crisis, crisis económica, crisis de material, de personal, y sobre todo, crisis de espacio.

Veo la tele y sale el famoso anuncio de Ikea "donde caben dos, caben tres". ¡ Qué equivocados están, y qué poco aprovechan el sitio! ¿Sólo tres? Me pregunto que harían los de Ikea en mi particular sala. Seguro que bajaría muchos puntos en el ranking. No hay cabida para tres, si me apuran , para unos doscientos.

En los últimos meses, todos estamos a dieta. Tenemos que perder volumen como sea, o no cabemos en la sala.

Ayer por la tarde, estábamos todos allí trabajando, pacientes, mesas, camas, celadores con sus sillas, las maquinas de dialisis, los carros de material, ah! se me olvidaban los cuartitos secretos de Diogenes, que tambien ocupan espacio.

En total, fantastico pisito de 40 metros, con espacio util de unos 10 (es un poner, porque no me he parado a medir, de eso se encargan los de riesgos laborales)

De pronto, miré a mi derecha y un monitor de dialisis con la paciente conectada, me di cuenta porque noté su pie en mi rodilla; miré a mi izquierda y una cama en posicion totalmente anatomica y comoda (es decir, separada de la pared, puesta en oblicuo, y casi enmedio de la sala) me di cuenta porque me dí con la barandilla en la cadera.

Miré al frente, y en realidad no nada. Me sumergí en una abstraccion. Imaginé que estaba en plena guerra civil, a las barricadas, yo, escondida detrás de los sacos y los escombros, que en realidad era dos o tres mesas de pacientes que me protegían de las balas de los nacionales, a lo lejos los divisé con sus caballos, en realidad eran los celadores con los carritos que venian a por los pacientes que ya estaban listos.

Ruido, mucho ruido, oia las bombas caer, y explotar, cuando en realidad, los que estabamos a punto de explotar eramos todas las personas que nos encontrabamos en medio de ese maremagnum.

¡Qué bonita es la enfermería! decía un antiguo compañero mio cuando las cosas se ponían en ese nivel de surrealismo.
Una vez me dijo alguien profano en la materia que visitó la sala de dialisis que aquello parecía un almacen de personas. Mirandolo bien, es cierto, de alguna manera se asemeja a ubicaciones pequeñitas con una pesona correctamente etiquetada y colocada estancadamente en su lugar, rodeada de maquinas, cables, tubos y demas parafenalia que solemos tener en nuestros hospitales.
Me dí cuenta entonces que los profesionales que alli trabajamos podemos caer facilmente en tratar a nuestos pacientes como "productos de almacen", deshumanizando nuestra atencion.
Muchas veces he oido eso de "fui al medico y no me miro ni a la cara, solo miraba los papeles y la pantalla del ordenador"
No debemos caer en esto aunque las circunstancias nos lleven.
Imaginaré que somos todos clicks de Playmobil y que nos sobra el espacio, para poder introducirme entre los huecos para poder atender correctamente al "click paciente" sin necesidad de usar la frase "quitate tu pa ponerme yo".