jueves, 25 de septiembre de 2008

Paseando por Oxford

Sólo oír la palabra Oxford, se me vienen a la mente un conglomerado de ideas. Lo relaciono con el color verde, con Harry Potter, con Newton, y sobre todo, con las matemáticas; bueno, a veces también con Fernando Alonso, pero esa es otra historia.
Si yo en mis tiempos hubiera tenido dinero, becas, enchufe o un mentor/a , puedo asegurar que hubiera sido una rata de biblioteca por allí, y teniendo en cuenta las bibliotecas que manejan esta gente , lo afirmo.


Una de las bibliotecas, diría que la más conocida de allí

Comunicaciones con Oxford desde Londres están muy bien, desde el típico autobús de semilujo para altas esferas estudiantiles con desayuno inglés incluido, zona wifi y demás; hasta el tren que sale cada hora para personal que no se pueda permitir lo anterior, pues vale uno el doble del otro.
Lo primero que cuando llegué fue un gran río, que me imaginaba con barquitas de remeros, como en las películas, compitiendo a todas horas. Es como si uno de allí viene a Andalucía y lo primero que espera es un torero y una tía bailando sevillanas.
Hay un río, sí, el río; pero es un gran aparcamiento de barcos-vivienda a la entrada de la ciudad, gente que opta por vivir en barcos. Allí en Reino Unido hubo una gran crisis por los 90, y hubo gente que se quedó en la calle por no poder pagar las hipotecas; mas o menos como pasará aquí si Don Euribor sigue en las alturas.
Hay barcos de todo tipo, más grandes, más pequeños, habitados, deshabitados, se ve ropa tendida, mesas con cosas, macetas, hogareños los barcos. Hablo de las afueras, cerca de la estación, donde parece un pueblo algo "rarito".
Nos vamos adentrando y ya van apareciendo poco a poco los colleges, algunos más pequeños, otros más grandes, están como mezclados, la mayoría, en las calles normales de ciudad. Yo me imaginaba un gran campus apartado del mundanal ruido, pero no es así. Allí hay centros comerciales, mercados, aparcamientos, pero se respira algo especial relacionado con la vida estudiantil.
Te cruzas con los turistas, pero también con alumnos de los distintos colleges, con su uniforme, su corbata y su insignia. Tiendas de plumas estilográficas, de bufandas y gorras, de mantitas de cuadros...

Matices religiosos se ven, los distintos colleges tienen nombre de santo la mayoría, y se ven iglesias pequeñitas con su parcelita para el descanso eterno en un jardincito anexo (o sea, cementerios, lugares que visito en todos los sitios donde voy si puedo) En el centro de la ciudad está la parte antigua, que eso sí es una ciudad universitaria propiamente dicha. La mayoría de los colleges no disponen de visitas gratuitas, y varios estaban cerrados por la mañana, por lo que no pudimos visitar por dentro casi ninguno. Coincidio, además, la feria de allí; yo creía que en Oxford no había feria, en el sentido más mundano de feria, pero allí estaban los caballitos, el martillo, los sillones que dan vueltas, como si fuera la feria de mi barrio, y en lugar de música renacentista, el "pachimba pachimba" de las atracciones, y el tío pregonando en inglés algo que podría traducirse como : "y a por otro Perrito Piloto, señora!". Pero en fín, supongo que esta gente también tienen derecho a tener su feria, aunque no pegue ni con cola.

Y con feria incluída y todo, pudimos disfrutar de lugares muy bellos.






Esta es una de las muchas fachadas que pueden verse , aunque no pude entrar en este, por fuera ya merece la pena









Por dentro, el cesped verde, la pared verde, todo verde. Me dieron ganas de coger los apuntes y tirarme allí con los papeles. No lo hice por tres razones: una, no tenía los apuntes, dos, ya me habia examinado, tres, prohibido pisar el cesped.



Este es el famoso St. Jhon's College, uno de los más grandes.

Como era ya hora de comer y hacía un poquito de hambre, nos fuimos andando hacia el río , en la zona donde hacen las regatas, y descubrimos un bar donde se reúnen los equipos de regatas, justo al lado de la orilla del río, con su embarcadero y sus cisnes; y comimos una carne en salsa con puré de patatas, hamburguesas, y cerveza, pues otra cosa no había, pero nos sentó muy bien al lado del agua y lo que sobró se lo echamos de comer a los cisnes.












Al terminar, fuimos subiendo y pasamos por el College donde se rodaron escenas de Harry Potter, el Christ Church, el edificio enorme, y unos jardines espectaculares
















Y abajo, el Magdalen College, otro de los más conocidos.


Detalles de la fachada de un "simple club privado de estudiantes".

Nos volvimos a Londres con un buen recuerdo, nunca hubiera pensado que Oxford era así. Hay que ir para verlo.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Cinco días por Londres (primera parte)

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Siempre he pensado que los viajes se hacen para conocer sitios, y sigo pensándolo, por eso a veces mis escapadas se convierten en autenticas maratones de verlo todo, otras en cambio, de no hacer nada.
En esta escapada de sólo cinco días, he conocido en parte cómo viven los hijos de la Gran Bretaña, por decirlo así. Con su idioma, con sus libras esterlinas, con sus nublados, con sus lluvias, y su “humor inglés”.





1º Día
Con mucho sueño, y también, por qué no decirlo, muchísimo miedo irracional, me subí al avión que me llevaba directa a Londres. Cogí mi libro, lo abrí, lo cerré, miré a las alas del avión para ver sí en ellas se encontraban los famosos flag, y sobre todo, si podría ver desde donde me encontraba sentada si estos funcionaban.
Allí empezaron a dar las instrucciones en perfecto inglés, que yo no entendía, y cerré los ojos cuando el avión alcanzó la V1 (o velocidad de despegue). Es que con esto del miedo, nos hemos convertido en expertos de pacotilla en aviones.
Tras uno o varios sueñecitos, llegamos a Londres (Gatwick, a unos pocos Km de Londres).
Problema numero 1: las libras. 1 €= ℒ 1,38 era el cambio. Sobre la marcha me hice una regla matemática rápida para calcular de euros a libras y viceversa sin necesidad de coger la calculadora. Consejo numero uno: no calculéis en libras, pues la mente se nos va al cambio en euros uno a uno y es una falsedad que nos perjudica.
Una vez acomodados, dejadas las bolsas y demás, nos dispusimos a ir a Portobello Road, es una calle o conjunto de calles en el que ponen un mercadillo de antigüedades y curiosidades los sábados por la mañana.
El metro que lleva hacia allí es el Central con parada en Nothing Hill. Al llegar allí, me acordé de la película famosa, con sus casas con las escaleras en la puerta, y el bajo, con las rejas negras a la entrada.
Pasamos por la puerta de la casa donde vivió Orwell, tiene una placa en la pared y me entró como un escalofrío al pensar en los libros que había leído en mi adolescencia, 1984, Rebelión en la granja, y que releo de vez en cuando para no olvidarme.

Paseamos por Portobello, en tiendas donde venden cachivaches de todo tipo, puedes encontrarte desde un salacot de un safari, hasta raquetas de madera del año de María Castaña para andar por la nieve, pasando por un sinfín de cuberterías, platas, bandejas, de todos los modelos habidos y por haber.









Yo me compré solamente unos zapatos en una zapatería que tenía de todo, porque no paraba de llover y mis zapatos estaban empapados. Como pude, empecé hablando en inglés de Málaga, que no entendían, por supuesto, y terminé regateando el precio en italiano del norte.
Para comer, por allí había multitud de puestecillos de comida japonesa, india, mexicana, árabe, de frutas, de crepes, de pizzas, de todo, pero a cual más pésima, así que decidimos comer en un Hindú en Nothing Hill, donde comimos unas cosas muy picantes, con curry y no sé qué más, por un módico precio de ℒ32 (o sea, 44 € de nada).
El café nos lo tomamos por el camino, como acostumbran a hacer las gentes de allí. Llueva o no llueva, que casi siempre llueve, desayunan en la calle, comen en la calle, toman el café por la calle… Así que como “donde fueres haz lo que vieres” nos agenciamos unos cafés de medio litro en una take away de esas para llevar y a la calle con los cubos de café.



Fuimos luego a ver el estadio del Chelsea, ya que íbamos con niños futboleros y hay que respetar todos los gustos (incluido el mío que también soy futbolera). El, estadio, pues como todos los estadios, además jugaban fuera, pero los alrededores con unos bares donde se reúne la gente para ver deporte, futbol o lo que sea. Nos metimos en uno que estaban viendo rugby y estaba a rebosar.




Para finalizar la tarde, estuvimos paseando bajo las nubes y claros por Charing Cross, cerca de la City, donde paramos en un sitio que es famoso por allí, The Sherlock Holmes Inn, una taberna que está recreada en Sherlock Holmes muy cuidada . La foto corresponde a otro de los bares, con mucho colorido.




Paramos también en San Martin in The Fields, una iglesia donde por la tarde realizan ensayos de música y es una delicia sentarse en los bancos a escuchar música barroca muy buena. San Martin está en Trafalgar Square.

Día 2
Domingo, visita obligada a Camdem , otro mercadillo donde encuentras ropa, complementos, de lo más variopinto. Funciona los fines de semana sólo. Es el que se quemó en un incendio esta primavera pasada, creo que fue en esa fecha, pero ya no se nota.

Esta vez cogimos un autobús de estos de dos pisos que te dejaba allí.



Y allí había tiendas de todos los estilos, de goticos, de zapatos de plataforma, camisetas de lo más extrañas, sudaderas todavía más raras, con capucha que te cubría entera la cara y parecías una calavera, de ropa fluorescente…













Por la tarde, tras tomar un bus que llevaba de nuevo a la City, estuvimos viendo la Torre de Londres, nos encontramos con la vuelta ciclista a Reino Unido por allí, y fuimos dando un grandísimo paseo bordeando el Támesis hasta llegar al Big Ben, disfrutando de unas vistas impresionantes a pesar de los nublados.


Este es el puente más famoso que atraviesa el Támesis, The Tower Bridge (o puente de la torre en cristiano)


Aquí se ve la gran noria , London Eye (ojo de Londres en cristiano), donde se divisa toda la ciudad, va muy despacio, para delicia de las personas que quieran hacer fotos desde varias perspectivas.

y uno de los grandes edificios que bordean el rio, habia hoteles, museos, bancos...
y por fin, el Big Ben.


Para finalizar el día, paseamos hasta Picadilly Circus, donde hay multitud de tiendas y un gran centro de ocio para chavales, destacando con mucho el de Trocadero.
y caminando caminando, llegamos al Soho, que es el barrio chino de allí, muy pintoresco con sus olores a comida china y sus farolillos colgando, que cuando miramos arriba, caímos en la cuenta de que eran promoción de la película Kung Fu Panda, y nosotros que creíamos que estaban celebrando el cambio de era o vete tú a saber. Esta globalizacion...


Muy cerca del Soho, a dos pasos, literalmente hablando, está el Coven Garden teatro, y la zona de Coven Garden Market

un sitio con soportales, bares, puestos, que se va ambientando cayendo la tarde cuando cierran los museos y puedes encontrarte por allí desde un tío haciendo malabares hasta un cuarteto de cuerda buenísimo tocando en la calle.


Acabamos con los pies destrozados de tanto andar, pero callejeamos de lo lindo bajo la lluvia.
Al día siguiente fuimos a Oxford, pero eso lo cuento mañana.


jueves, 18 de septiembre de 2008

Un premio





A mi vuelta, me he encontrado con un premio que me ha regalado Dashina, muchísimas gracias.


Es un premio para y por crear lazos, para irnos conociendo cada vez más blogueros, para que nos vayamos paseando y recorriendo sitios repletos de relatos interesantes. Este premio se forja para crear y propagar los lazos de amistad aún más.


Las bases del premio son:

Se debe linkear a la persona que te lo entregó y poner lo siguiente: A todos nos encantan los blogs, donde en la mayoría de ellos sus objetivos son mostrar las maravillas y hacer amistades; hay personas que no se interesan cuando les damos un premio y de esta manera contribuyen a cortar esos lazos; ¿queremos que se corten o que se propaguen? ¡Entonces tratemos de prestar más atención a ellos! Así que este premio debemos entregarlo a 8 blogger@s que a su vez deben hacer lo mismo y poner este texto.


Así que ahora me toca a mí premiar a:

ZANZARA
LA ENFERMERA DICHARACHERA
EL SR. OSCURO
FINI
MIGUELO
NURIETA
MARIA JOSE

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Aqui no cabemos.

Nunca me he parado pensar hasta ahora cómo sería trabajar con el mínimo de espacio establecido. Lo relataré en clave de humor, pues mi lema es no perderlo.



Es la manera más gráfica que se me ha ocurrido de plantearlo, pues he estado hoy toda la mañana acordándome del camarote de los hermanos Marx
Comienzo por el principio para mejor entendimiento de los profanos en la materia.
Un día normal y corriente, por la mañana, al comenzar el turno, pongamos 8 de la mañana.
Trabajo en una sala de dialisis un tanto peculiar, diseñada en su momento con buen criterio (según los libros de historia), pero hace muchisimos años.
Y allí entramos, asomando primero la cabeza por la sala con los pantalones remangados por si hoy ha habido inundación, y me parece que hoy no ha habido, teniendo en cuenta que en todas y cada una de las tomas de agua de los monitores de diálisis hay un pequeño (de momento me parecen pequeños) recipiente que recoge gotita a gotita el agua que sale poco a poco por los antiguos grifos que todavía están cerrados.
Vamos tomando conciencia de dónde nos encontramos, en una sala vacía en la que debemos de prepararlo todo para recibir a nuestros pacientes (creo que la palabra paciente viene de paciencia).
Y llegan algunos en silla de ruedas, y se va animando la cosa, donde cabían tres personas una al lado de la otra, ahora ya solo caben dos, y si el paciente en cuestión debe atravesar la sala para acomodarse en su puesto de dialisis, pues empieza el caos circulatorio, aunque todavía se puede sobrellevar. "Señorita, pase, pase, aquí es "(y las camareras entran al camarote)
Siguen llegando, hasta todos ocupar su puesto.
Ahora viene el segundo numero, con todos en sus puestos, aderezados con una buena sesion de pitidos de los monitores, de dos biombos que parecen a veces que tienen vida propia, y otras veces que no obedecen la orden de moverse (o sea, las ruedas no van, o se atascan).
Y ahora, donde cabíamos dos personas , cabe solo una. "Señorita, pase, pase, es aquí" (y la manicura entra al camarote).
A veces, si en esos momentos cruciales en que sólo se oyen pitidos y algún que otro "echa p'allá" discretamente, llega alguien ajeno a la Unidad, pues simplemente, sucede como en el camarote famoso, que no cabemos pero todos necesitamos estar allí por alguna razón.
A la hora de desconectar a los pacientes es todavía peor. A todo esto se unen el cubo de la basura esperando para poder entrar, el teléfono que no para, los "¿me queda mucho?, "¿ya me toca?" de los pacientes, los conductores de las ambulancias que a veces suben, y los centímetros de espacio que ese día, como viene siendo habitual, se ha comido algún ser extracorporeo que pulula por allí.
A mí ultimamente, esto me tiene un tanto preocupada. ¿estaré mas gorda? Creo que he cogido algunos kilos en las vacaciones, como 150 o así, pues cada vez quepo menos por allí.
Hoy me he chocado con todo: con las mesitas, con las sillas de ruedas, con las maquinas de dialisis, con las papeleras, con las camas, con mis compañeros, con todo practicamente. Y es que voy a tener que ponerme a dieta para dar el perfil, perder unos 30 Kg y poder trabajar con amplitud, pues está la cosa muy mal, como si las paredes encogieran (¿habéis visto "La habitación de Fermat?); y también debo ir a clase de yoga para ser más elastica, rozando el contorsionismo, pues a veces ponemos unas posturas imposibles para poder movernos por allí. Mi compañera dice que formamos un tetris, y está en lo cierto.
Así que los que trabajáis con espacio valorarlo, pues no se sabe lo que es el espacio hasta que se pierde; y yo ahora, pues a pegarme mi carrera por el paseo maritimo, para poder caber en la sala mañana.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Vuelta al cole, o eso dicen.







Llega septiembre y con él la vuelta al cole, al trabajo, a escribir entradas de blog o de lo que haga falta.
¿Depresion postvacacional? Si eso es cuando te duele la barriga pensando que tengo que volver al hospital, a levantarme temprano, a las filas enormes de coches para ir todos los días a los mismos sitios, etc, etc, pues no, exceptuando lo de los coches, pues no.
No me acuerdo ya de las vacaciones propiamente dichas, tomadas en el trabajo la segunda quincena de Julio, sobre todo porque las dediqué casi exclusivamente a estudiar.
Levantarme temprano como siempre, pues suelo levantarme como muy tarde tardísimo a las 8 y media o 9 de la mañana.
Dejar la playa, pues tampoco, pues como no me cambie de sitio donde vivir, no dejaré la playa.
Depresión postvacacional... Si es que la pasé, pues ha sido totalmente asintomatica.
El martes por fin me examiné, aunque creo que me salieron dos churros de examenes como dos soles, pero he aprendido muchísimo pegandome el lote de estudiar, que para eso me lo he pegado; y además he aprendido que todavía me queda muchisimo más por aprender. Esto es lo bueno que tiene ponerse a estudiar una licenciatura de las "poco faciles" pasando los cuarenta y sin presiones de ningun tipo; que lo haces para aprender, no para aprobar exámenes.
En fín, llega septiembre, y creo que me tengo que poner al día con la rutina, con el blog, con las revisiones del coche, del dentista, el cole del niño (que por cierto, ha pasado de curso y este año tambien dirá que es un crack), libros, etc.
Pero... antes de todo eso, me voy a pegar una escapadita para celebrar la vuelta al cole, o como prevención de la famosa depre postvacacional, y porque yo lo valgo.
Nos vemos entrado septiembre.