Vertigo, que el mundo pare

Me tomo la libertad de tomarle prestado a Javi el titulo de su blog y a Ismael, por supuesto, el de su canción.



No sé cómo me ha dado hoy por oír esta canción. Ha salido sola, creo que tenía el Cd por ahí, lo he puesto casi sin darme cuenta, y me ha traído tantos, tantos recuerdos…

Recibiré postales del extranjero,
tiernas y ajadas, besos, recuerdos.
¿Cómo están todos? Te echo de menos.
Cómo pasa el tiempo...

Recuerdo a la gente de mi clase, cuando hacía 1º de enfermería, recuerdo cuando nos íbamos después de las clases de por la tarde a jugar a los dados a un bar pequeñito que estaba cerca de donde paraba el autobús, nos quedábamos allí jugando al mentiroso y hartándonos de reír.

¿Qué haré cuando te busque en la clase,
y mi eco me responda al llamarte?
Otros vendrán y me dirán
que te marchaste,
que te cansaste ya de esperar.?

Recuerdo mi primer amor, con 12 o 13 años, adolescentes drogados de hormonas que se besaban inocentemente detrás de un árbol, cuando el resto de la pandilla no miraba. Recuerdo perfectamente las sensaciones, pero no logro retener el nombre del niño en cuestión …
Jugábamos al escondite, y a la misma vez nos asustábamos porque sabíamos que eso no iba a durar siempre.
Crecimos, nos separamos, vinieron otras amistades, otras vivencias distintas, los trabajos, las familias, dejar cosas atrás , lograr cosas nuevas, recuerdos buenos y malos.
Recuerdo hace relativamente poco, precisamente descubriendo a Ismael, con mi hija mayor, en el 2004 en el concierto que dio en Huelva, genial!, ya han pasado unos añitos. Y muchísimas cosas me han sucedido desde entonces.
Pasamos de ser hijos a ser padres, de ser estudiantes a trabajar como locos, pero por muy malos o lejanos que fueran esos años, nunca los olvidé.
Recuerdo volviendo en coche desde Matalascañas, un día 23 , cantando sola y feliz, imaginándome cómo sería mi vida a partir de ese momento (no me equivoqué).

Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.

Se me ha hecho corto, sí. Quizás es que es siempre corto. Cuando tenemos 5 años, vemos a los de 7 y nos parecen niños muy mayores, cuando tenemos 11 queremos tener 12, si tenemos 16 queremos tener 18, y llega el día en que decimos: “Aquí se debería parar el tiempo”.
Nos perderíamos muchas más cosas, las que nos sucederán con 50, 60, 80 años. De todas las experiencias vividas se saca algo bueno. Hoy me han venido todas las cosas buenas que me han pasado en mi vida, incluso las malas, el mundo no ha parado y yo sigo en él, cosa que agradezco, pues me queda mucho por hacer o por vivir.
Me contaron una vez algo que relacionaba a la vida con un almanaque de esos antiguos, de los que van a hoja por día. Había dos montones, el montón de lo vivido, donde quedaban escritas sus vivencias, y el montón de lo que quedaba por vivir. En este dicho la persona se fijaba en lo vivido, en las cosas que había hecho en las hojas de la derecha del almanaque, no se fijaba si el montón de la izquierda estaba con más o menos hojas, pues en realidad, no lo sabía. Y esa persona estaba orgullosa de la cantidad de hojas escritas que tenía y de vez en cuando las ojeaba para no olvidarlas.

Y en el futuro espero, compañero, hermanos,
ser un buen tipo, no traicionaros.
Que el vértigo pase y que en vuestras ventanas
luzca el sol cada mañana.

Lo verdaderamente importante es tener enredados entre tus neuronas esos recuerdos para que , un buen día, mientras oyes una canción, o das un paseo, o no haces nada, vengan a sacarte una o varias sonrisas.