La bacteria de la energia
Publicado el 25/01/2008, por Ángeles Gómez
Craig Venter, pionero en la secuenciación del genoma humano, ha dado un paso más en su propósito de obtener vida artificial: ha creado el primer genoma sintético de una bacteria. La principal aplicación de este microorganismo artificial es la obtención de biocombustibles.
Calentamiento global, crisis del petróleo y las posibilidades que abre el conocimiento genético son tres cuestiones que están de moda. No hay día que los medios de comunicación no difundan alguna novedad sobre alguno de estos aspectos, y hay investigadores que son capaces de realizar descubrimientos que engloben a los tres, como son el científico Craig Venter –pionero en el desciframiento del genoma human– y los miembros de su equipo.
Venter sorprendió el pasado mes de octubre con su anuncio de que había creado un cromosoma sintético –basado en la secuencia de ADN de la bacteria Mycoplasma genitalium– con sustancias químicas fabricadas en el laboratorio. Ahora, un grupo de investigadores del J. Craig Venter Institute, en Rockville, ha dado un paso más al sintetizar el genoma completo del Mycoplasma.
El estudio, que se publica hoy en la revista Science, describe un método que puede permitir crear moléculas de ADN de gran tamaño, con lo que cada vez está más próxima la meta de crear microorganismos sintéticos que podrían utilizarse para producir biocombustibles o para la captura y el almacenamiento de carbono, entre otras posibles aplicaciones.
Venter ha manifestado en repetidas ocasiones su interés de utilizar el conocimiento y las técnicas genéticas para crear formas de vida artificial, como son microorganismos eficaces para luchar contra el calentamiento global y resolver la crisis del petróleo. “Los microbios son responsables de la mitad del aporte total de oxígeno del planeta y tienen el potencial de generar nuevas formas de energía limpias y seguras”, ha subrayado en diversas ocasiones, y por eso se ha erigido en un abanderado de la llamada genómica medioambiental, un campo para la investigación que está cobrando auge en Estados Unidos, Europa y Japón. Esta disciplina ofrece un amplio abanico de desarrollos tecnológicos, la posibilidad de reducir la contaminación y la generación de nuevos biocombustibles.
Es difícil comprender cómo una bacteria artificial puede generar biocombustible. Según explica Cristina Otero, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “este tipo de bacterias podría ser útil para acelerar y abaratar los procesos de fermentación de la materia prima para la obtención de bioetanoles”
.Propuesta ecológica
De momento, los bioalcoholes se obtienen a partir del maíz (Estados Unidos), de la caña de azúcar (Brasil) o de la remolacha. Sin embargo, “la materia prima más importante, aunque poco explotada, es la celulosa, que está compuesta por glucosa”, indica Otero, y al contrario de lo que se supone, para obtener celulosa no es necesario talar árboles, sino que “se puede crear a partir de residuos vegetales de todo tipo: paja, césped, virutas de madera, hojas de árbol....”.
De este modo, casi todo el residuo vegetal sería susceptible de ser convertido en azúcar y, posteriormente, por un proceso de fermentación se consigue el producto final. “El coste del proceso se puede reducir si se acelera gracias a la acción de microorganismos genéticamente manipulados que puedan producir alcohol directamente de la materia prima”, añade la científica del CSIC.
Según el National Resources Defense Council (NRDC) esta vía de obtención de alcohol produciría un 30% de las necesidades de combustible de automoción en 2050.
Algunos informes aseguran que la energía gastada en cultivar y procesar algunas materias primas para obtener bioetanol es mayor que la que produce el biocombustible, una crítica que lleva a que la mayoría de los países industrializados estén apostando por los biodiésel, que utilizan grasas vegetales y animales como materia prima, como sustituto de los combustibles fósiles.
Expansion.com
Viernes, 25 de Enero de 2008
Esta noticia me ha sorprendido esta mañana. Se está investigando sobre las formas alternativas de obtener energía, así como los modos de "limpiar" nuestros resíduos. Son múltiples las aplicaciones de esta creación. Podrían "diseñar" organismos a la carta en un futuro. También he leído que "si cayera en manos equivocadas, la técnica de Venter podría utilizarse para fabricar armas biológicas mortíferas." ( catedrático de genética de la Universidad de Alcalá, Nicolás Jouve).
No nos alarmemos, ni cantemos victoria. Dejemos a estas personas trabajar, pues se abre una puerta a la investigación en este campo; eso sí, salvando la multitud de trabas éticas que se plantearán.
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